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Mostrando entradas de septiembre, 2011

Éxito o Fracaso

Un amigo tocó fondo al perder su trabajo. Sintió que su empresa le había destruido la vida al apartarle del grupo de forma tan dura y radical. En realidad, el fracaso le provocaba más dolor que la pérdida del empleo en sí . Él se había entregado y dedicado durante meses a un proyecto en el que creía. El sentimiento de injusticia le generó un mal estar tremendo porque había perdido una batalla sin merecerlo. Injustamente había sido rechazado y su proyecto había quedado en nada. El sentimiento de injusticia nos acompaña a lo largo de nuestras vidas, generando rabia e incomprensión. No estamos preparados para aceptar injustas valoraciones en exámenes de escuela y universidad, ni promociones de personas de la empresa que no se lo merecen, ni que se deniegue una beca que hemos solicitado con toda la ilusión. Las injusticias nos generan impotencia , ira e incomprensión porque no estamos preparados para afrontarlas, porque nunca nadie nos ha enseñado cómo hacerlo. En e

¿Sabemos qué motiva a nuestros equipos?

Las empresas prefieren a los empleados motivados pero ¿Sabemos qué motiva realmente a las personas que trabajan con nosotros? He tardado meses, quizá años, en darme cuenta que por encima del salario, mis equipos se sentían motivados por el reconocimiento y por el tiempo que pasaba con ellos formándoles, enseñándoles, explicándoles, corrigiéndoles y marcándoles lo que esperaba de cada uno de ellos. La motivación no se consigue de la noche a la mañana ni dura para siempre . Las motivaciones cambian en función de las personas y de los estados anímicos por los que cada uno de ellos está pasando. La palabra motivación es muy amplia pero a mi entender es la ilusión por la que cada una de las personas que forman mi equipo se levanta por la mañana, van a trabajar y dan de sí lo mejor de ellos .   La motivación es una actitud positiva que una vez se consigue y se mantiene, no tiene precio. Al principio de mi proyecto contrataba personas que querían trabajar por necesidad , que

¿Existe el Jefe perfecto?

A lo largo de mi carrera son muchas las entrevistas que he hecho a candidatos que querían formar parte de mi empresa.   Entre todas las preguntas que les he hecho siempre ha habido una que me ha sorprendido por la reacción de las personas entrevistadas..   ¿Cuál ha sido tu   responsable directo del que más has aprendido?   En nuestro país se ha dicho siempre que la envidia es el deporte nacional, que no nos alegramos de los éxitos ajenos y que en el trabajo consideramos que todos los jefes que hemos tenido a lo largo de nuestra carrera, no nos han aportado nada. Con esta pregunta, con mis candidatos cara a cara en una sala de reuniones, a lo largo de los años he tenido tiempo de darme cuenta y analizar múltiples reacciones pero en general y salvo pequeñas excepciones, todos los entrevistados se lamentan de no haber entendido nunca por qué tenían ese responsable superior , no le tenían bien considerado, pensaban que no les aportaba nada   o que   no merecía la posición. La tenden

Soñar despierto

De pequeña mis deportes favoritos eran la natación, el atletismo y el fútbol. Los veranos que había Juegos Olímpicos me pasaba horas delante de la televisión procurando que no se me escapara nada.  Recuerdo con especial cariño los JJOO de Los Angeles 84 , probablemente porque eran los primeros en los que yo era consciente de todo, a mis 9 años de edad. Recuerdo que miraba con autentica devoción las carreras del nadador alemán, Michael Gros , apodado el albatros por sus enormes brazos.  Recuerdo perfectamente un ídolo indiscutible, Carl Lewis , que batió el récor de Jessi Owens . Y la selección española de baloncesto, que perdió la final contra la selección de Estados Unidos del gran Michael Jordan . Verles subir al podio para recoger las medallas después de aquella hazaña, me emocionaba tanto que me tele transportaba y acababa viviéndolo igual que ellos, llenándome la cabeza de pájaros de barro. En los años posteriores, ya con la cabeza más amueblada, no cesaba en preguntar a mi

Perder el miedo de hablar en público

Para explicar en imágenes las pocas aptitudes que los españoles tenemos para hablar en público , sólo hay que remontarse a los últimos 30 años de la historia de España. Todos nos hemos reído viendo a Julio Iglesias cantando con las manos en los bolsillos cuando iniciaba su carrera como cantante en los años 70. Todos recordamos El mensaje rotundo y poco hábil de Arias Navarro "Españoles, Franco ha muerto" y múltiples imágenes de nuestros políticos poco convincentes explicando con poca actitud propuestas que nos afectan a todos. Está claro que los españoles somos comunicadores poco carismáticos, transmitimos poco entusiasmo cuando nos dirigimos a cualquier audiencia y nos faltan las bases del mundo anglosajón para presentar en público y triunfar . Tenemos poca experiencia, o nula, porque en la escuela no nos han educado así y tampoco tenemos buenos referentes en nuestro entorno, de los que aprender. Cuando viví en Estados Unidos viví una experiencia personal aterradora qu