A lo largo de nuestra carrera profesional buscamos proyectos interesantes, empresas que nos atraen, salarios competitivos y al final acabamos trabajando más o menos motivados por las personas que nos rodean. No nos engañemos! Trabajamos para las personas que nos inspiran, que nos aportan, que nos hacen pensar, que nos dedican tiempo, que creen en nosotros y que nos hacen sentir como parte implicada del proyecto. En definitiva: trabajamos por y para nuestros líderes particulares.
Pero qué pasa entonces cuando trabajamos en un entorno en el que no existen estos inspiradores y nos encontramos rodeados de personas que no saben o no quieren motivar o simplemente no creen en las personas y la importancia que el papel humano juega en las organizaciones; los empleados se van y los equipos acaban desmembrados.
Si recuerdas con detalle toda tu carrera profesional, te darás cuenta que las empresa dónde tú más has crecido, dónde más has aprendido y de las que tienes mejor recuerdo, son aquellas en las que encontraste a un responsable que te inspiraba, que te motivaba a seguir adelante, que sumaba y aportaba a tu formar de ser. Un líder que tal vez con sus defectos (porque todos los tenemos), te ayudaba a ser mejor, creía en ti, te empujaba hacia adelante, compartir sin miedo a compartir, te guiaba sin miedo a ser superado, etc.
Sobre las empresas dónde no has tenido la suerte de encontrar a alguien que te cogiera de la mano para hacerte una persona aún mejor, no vale la pena darle más vueltas. Las personas suelen ser como son y no esperes mucho que vayan a cambiar. Ellas estaban allí para cambiar tu vida de forma positiva o dolorosa, pero de alguna forma contribuyeron en tu crecimiento personal. No culpes a las las empresas por haberlas contratado y por no importarles que te hubieran apartado. De todo aprendemos aunque a veces no te lo parezca. Cierto es que nos habría encantado encontrar a personas que nos apoyaran y sacaron lo mejor de nosotros porque hoy ciertamente seriamos más fuertes, grandes y profesionales.
Pero no todo el mundo es así. Y todo depende de tus expectativas. No esperes de los demás que lo que tú sí harías por ellos. No esperes nada de las personas que no puedes esperar nada más que toxicidad. Sigue tu camino, cree sólo en ti y cuando te encuentres a alguien que no te aporta en tu trabajo, huye de él. Si no lo puedes hacer... sal pitando de ese lugar. Fuera hay muchas más puertas abiertas que ventanas cerradas en tu lugar actual.
Pero qué pasa entonces cuando trabajamos en un entorno en el que no existen estos inspiradores y nos encontramos rodeados de personas que no saben o no quieren motivar o simplemente no creen en las personas y la importancia que el papel humano juega en las organizaciones; los empleados se van y los equipos acaban desmembrados.
Si recuerdas con detalle toda tu carrera profesional, te darás cuenta que las empresa dónde tú más has crecido, dónde más has aprendido y de las que tienes mejor recuerdo, son aquellas en las que encontraste a un responsable que te inspiraba, que te motivaba a seguir adelante, que sumaba y aportaba a tu formar de ser. Un líder que tal vez con sus defectos (porque todos los tenemos), te ayudaba a ser mejor, creía en ti, te empujaba hacia adelante, compartir sin miedo a compartir, te guiaba sin miedo a ser superado, etc.
Sobre las empresas dónde no has tenido la suerte de encontrar a alguien que te cogiera de la mano para hacerte una persona aún mejor, no vale la pena darle más vueltas. Las personas suelen ser como son y no esperes mucho que vayan a cambiar. Ellas estaban allí para cambiar tu vida de forma positiva o dolorosa, pero de alguna forma contribuyeron en tu crecimiento personal. No culpes a las las empresas por haberlas contratado y por no importarles que te hubieran apartado. De todo aprendemos aunque a veces no te lo parezca. Cierto es que nos habría encantado encontrar a personas que nos apoyaran y sacaron lo mejor de nosotros porque hoy ciertamente seriamos más fuertes, grandes y profesionales.
Pero no todo el mundo es así. Y todo depende de tus expectativas. No esperes de los demás que lo que tú sí harías por ellos. No esperes nada de las personas que no puedes esperar nada más que toxicidad. Sigue tu camino, cree sólo en ti y cuando te encuentres a alguien que no te aporta en tu trabajo, huye de él. Si no lo puedes hacer... sal pitando de ese lugar. Fuera hay muchas más puertas abiertas que ventanas cerradas en tu lugar actual.
Comentarios
Publicar un comentario