Ir al contenido principal

LA CARGA EMOCIONAL DE CAMBIAR DE TRABAJO

El 1 de marzo de 2012 cambié mi vida profesional y personal al emprender un nuevo proyecto de trabajo que me llevará en breve a cambiar de país y trasladarme a Rusia para comenzar un nuevo reto.
Tomar esta decisión me ha permitido conocerme mejor gracias al proceso emocional que he recorrido desde el momento que recibí una propuesta por escrito de algo muy motivante, hasta el último día de trabajo en mi antigua empresa, incluyendo la cena de despedida de mis compañeros.
Yo no he sido nunca uno de esos perfiles que vienen al mundo para trabajar 30 o 40 años en una misma empresa, sino todo lo contrario. He cambiado de trabajo y de motivación en varias ocasiones a lo largo de mi carrera profesional, para enriquecerme, aprender y vivir experiencias que una única empresa nunca me habría permitido.
Pero esta ocasión, a mis 36 años, este proceso ya de por sí estresante de cambiar de trabajo, de compañeros, de proyecto, de jefe y de empresa, se ha convertido en algo mucho más fuerte, en un proceso emocionalmente enriquecedor y en un aprendizaje nunca antes vivido.
Mi objetivo en la vida es muy claro: quiero ser feliz y vivir cada día como si fuera el último. Esto me obliga a tomar decisiones que a menudo no son fáciles.
En esta ocasión pasé por distintas fases emocionales que he querido resumir en 5. 
Fase 1 (Soñar que no pasará):  En octubre de 2011 recibí un email que cambió mi vida para siempre y que sin darme cuenta inició un proceso interno de balance que me llevó a caminos que hasta entonces desconocía. Este email se transformó en llamadas, 7 entrevistas y una oferta por escrito de un proyecto que siempre había soñado, dos meses después.
Fase 2 (Dios mío ayúdame, mi deseo se ha hecho realidad): El proceso que viví entre que recibí la oferta en firme, hasta que tomé una decisión, estaba lleno de contradicciones.  Durante dos meses había deseado con todas mis fuerzas que este proceso se hiciera realidad. Por fin estaba cerca de conseguir el sueño de trabajo que siempre había querido y encima me llegaba en un momento de preparación y capacitación profesional inmejorable.  Y finalmente este proyecto cogió forma y llegó a mis manos. “Te queremos a ti”.  Esta frase no se me olvidará nunca. No sólo es significativa por el valor que tiene sino porque justo después de escucharla, entré en pánico.
Siempre supe que quería este reto pero ahora que lo tenía no me atrevía a decidirme por el sí. Las personas que más me conocen, que comparten su vida conmigo estaban orgullosas por la oportunidad y asombradas por mi reacción. Nadie supo nunca entender porque necesité 20 hojas de pros y contras para finalmente optar por el sí.  Profesionalmente sabía que me había llegado el momento. Personalmente me negaba a cerrar una etapa de mi vida muy importante: dejar atrás los equipos que había construido en mi antigua empresa y que tanto echaría de menos. Tardé 17 días en decidirme y fueron los más largos de mi vida. 
Fase 3: (He tomado una decisión. Ahora ojalá pudiera desaparecer) Llegado el momento de comunicar mi decisión a mi responsable directo, a mis equipos, a los equipos de mis equipos….. fue el peor momento de mi vida.  Pasé noches en vela, sentí miedo escénico, dejé de comer, de sentir y casi de reaccionar. 
Las personas con las que trabajaba creían en mí y apreciaban que juntos hubiéramos construido algo importante y sabía que al comunicarles mi decisión, la tristeza se apoderaría de ellos y me acabaría arrastrando a mí. Realicé 34 llamadas personales para comunicar mi decisión. Me senté con 19 personas para transmitirles cara a cara mi nuevo futuro inmediato. Viajé a Brasil invitada por mi empresa para tratar de encontrar respuestas y buscar otras salidas que mis jefes me querían ofrecer.
Pasé 5 semanas de vértigo con sentimientos mezclados de odio y pasión. Pasión por haber conseguido hacer un sueño realidad y saber que se ponía en marcha la cuenta atrás. Odio por llorar tanto con tantas personas en cada ocasión que les decía que me iba.  El calvario que pasé durante esos 37 días me convirtió en una persona reflexiva día y noche. Pasé horas y horas pensando sobre lo que estaba viviendo e intentado aprender algo de todo ello. Mi corazón se aceleró 10 veces al día. Y aproveché estos momentos para decir lo que sentía a todas las personas que tanto se sinceraban conmigo por mi partida, agradeciéndome cosas inimaginables. Recibí el cariño más generoso de toda mi vida y me di cuenta que todo lo mucho que había luchado por todos mis equipos, sí había funcionado. Acabé sintiéndome orgullosa como nunca y cogiendo unas fuerzas que nunca imaginé existirían.
Fase 4: (La despedida) Me ha gustado siempre vivir al día, pensar que los problemas ya vendrán y prepararme por ellos, pero nunca dejar de vivir pensando en que un día lo podré pasar mal, realmente mal.
Aproveché cada día en mi empresa para dejar atado todo lo que vendría tras mi marcha. De mí dependen 250 personas y quería dejarlas en buenas manos porque así se lo merecían más que nadie.
Pasaron los días ocupados por trabajo y reflexión en mis ratos libres.
Aprecié cada momento, cada palabra, cada mirada. Me enriquecí gracias a mis equipos.  Pero nunca pensé en el último día, el que tuve que entregar las llaves, el móvil, la tarjeta…. Y finalmente, llegó.  Me despedí de los que estaban más cerca de casa organizando una cena que quise pagarles yo a todos. Nos juntamos 28 soles y pasamos una velada increíble como si no fuera la última de este gran camino que habíamos recorrido juntos del 0 al 100 en nuestro proyecto.
Mi gente me preparó un precioso ramo de flores y aprovechó para ponerlo en mi mesa cuando me levanté para ir al baño. Me entregaron una tarjeta firmada por todos y una divertidísima revista maquetada con varias de nuestras fotos de estos años juntos, dedicada con todo el cariño del mundo, con frases que me hicieron llorar y reír. Me regalaron una preciosa pulsera que llevaré siempre conmigo y que nos unirá siempre. Los que viven en otras ciudades de España y no estuvieron presentes, sí estaban en mi pensamiento. Nunca olvidaré esa cena que quise organizar como si no fuera la última del camino.                                                                                                           
Fase 5:  (El momento de la verdad) Ya he comenzado mi nuevo reto y estaré 4 meses de formación. Estoy orgullosa y contenta de haber tomado esta decisión, una de las más complicadas de mi vida, pero de las más acertadas. Pero cada día que paso por delante de los lugares que tanto me recuerdan a ellos no puedo evitar acordarme de todas y cada una de sus caras, sus miradas, sus palabras y sus sonrisas y lágrimas.

Reflexionar sobre todo lo que se vive es muy bueno. Te enriquece más vivir y revivir los momentos que dejarlos que entren y salgan rápidamente de tu vida.
Estas personas que han formado parte de mi vida estos 4 años me han enseñado mucho. Me han hecho mejor. Me han enriquecido y convertido en quién soy. Les estaré infinitamente agradecida por haberme hecho vivir lo que he vivido y os acabo de relatar. Soy inmensamente afortunada y no dejaré nunca de agradecérselo.

Comentarios

  1. Hola Silvia,

    me ha fascinado la forma en la que has explicado tu experiencia en el proceso de cambio entre empresas.

    te deseo muchos éxitos en tu nuevo reto.

    un saludo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

POR EL AMOR A UN ANIMAL

El otro día entré en una tienda de animales para comprar una cama y artículos para mi perro y me sorprendió desagradablemente ver que en nuestra sociedad aun hay familias que compran perros bebés. Y me pregunto ¿Será que nunca se han planteado adoptar? Tener un perro y compartir unos años de tu vida con un animal tan agradecido y entregado es un verdadero regalo. Pero adoptar un perro de una perrera o protectora es lo mejor que te puede pasar. En contra de lo que muchos piensan que están haciendo un favor al animal, éste nos lo hacemos a nosotros mismos ya que la gratitud será incondicional. Por desgracia en nuestra sociedad hay muchas personas despreciables, que no deberían ser llamadas personas, que maltratan y abandonan sin escrúpulos a estos maravillosos ángeles. Pero también hay muchísimas organizaciones sin ánimo de lucro, formadas por personas anónimas que dedican tiempo, pasión, cariño, recursos y dinero a rescatar y a cuidar estos perros que otra parte de nuestra soc

SIN ACTITUD, NO HAY FUTURO

La actitud es la clave Curiosamente continúo encontrándome empleados que priman la experiencia a la actitud cuando valoran su carrera profesional o cuestionan su falta de promoción interna . Aún me sorprende porque no hay nada más vital en las relaciones humanas que una actitud positiva, que mira al frente, pragmática, abierta y enérgica. ¿Y por qué es tan importante la actitud? Porque la suma de muchas actitudes configuran el ambiente laboral en el que trabajamos. Una actitud positiva y  luchadora frente a la vida, da fuerza y garra para superar cualquier impedimento o al menos intentarlo. Para cualquier empresario, ver a su equipo positivo y motivado hacia cualquier reto, le da perspectiva para seguir construyendo cosas buenas. De lo contrario, cuando el ambiente que se siente dentro de la empresa es negativo , pesimista, conformista o poco apasionado, el mismo líder pone en duda el sistema  y el cliente acaba dudando del producto. La actitud te ayuda a ver una vida mej