Vivmos al minuto y esto no ha hecho nada más que comenzar. La digitalización y la constante innovación de las empresas, empujadas por la necesidad que tenemos los consumidores de vivir experiencias nuevas, nos está forzando a todos a querer más, quererlo más rápido y a vivirlo con más intensidad.
No se trata de caprichos ni de artazgo, pero queremos renovarnos, buscar cosas nuevas, degustar nuevos sabores, vivir nuevas experiencias, etc, y todo eso nace empujado con fuerza por las redes sociales, por la facilidad con la que vivimos la vida comparado con nuestros padres. La era digital nos ha facilitado la compra, el servicio y el acceso a la exposición personal.
Todos sabemos lo que tienen los demás e incluso lo que pasa en el otro lado del mundo en tiempo real. Esto hace que todos tengamos opinión, poder decisión, etc de una manera más rápida.
Y esto por supuesto ha forzado a las empresas a moverse más rápido para satisfacer las necesidades o expectativas de consumidores como nosotros, como los que he mencionado en este blog.
En el trabajo ya no podemos realizar lo mismo que hacíamos ayer, ni continuar obteniendo los mismos resultados porque la competencia y la exigencia del mercado nos obligan a innovar.
Innovamos en pequeñas cosas, en grandes proyectos, en métodos de trabajo, en procesos de trabajo en equipo, en lanzamientos de producto, en la comunicacion y mucho más.
Y de dónde sacamos tanto tiempo y tantas ideas para pensar?
Si no nos nutrimos de nuevos inputs, si continuamos trabajando bajo tanta presión, nos iremos apartando de algo muy potente para realizar nuestro objetivo: encontrar tiempo para pensar.
Si no nos paramos a pensar, a analizar, a buscar creatividad dentro de nuestras ideas, a conectar nuestras neuronas para reproducir una idea genial, etc., no conseguiremos nada más allá de lo que ya estamos haciendo ahora y esto sabrá a poco.
Y dónde y cómo pensamos?
Cada uno tiene su espacio. Unos pensamos debajo la ducha, otros mientras conducimos, otros pensamos mientras realizamos deporte, otros pensamos mientras paseamos y otros lo hacemos mientras saboreamos una copa de vino. Comentándolo con otras personas he escuchado a gente explicar que piensa delante del mar, en el bosque, en un acantilado, escuchando música e incluso en una exposición de arte.
Lo que está claro es que todos tenemos que encontrar nuestro momento, conscientemente, para pensar y crear ideas nuevas. Las propuestas que salgan pueden no ser inmediatas ni conclusivas pero ya son un inicio desde el que comenzar. Como suelo decir yo, piensa mucho y tira de muchos hilos para finalmente llegar al jersey.
Pensar te dará visión, te dará luz, te aportará inspiración, te llenará de motivación y por encima de todo, te ayudará a encontrar la respuesta a lo que estés valorando crear.
Si ponemos encima de la mesa cuestiones tan importantes como la libertad de expresión, el amor y la paz, tener tiempo para pensar podría quedar pequeño, pero por favor no lo dejéis escapar. Si encontráis a menudo tiempo para dedicarlo a pensar, habréis ganado mucho.
No se trata de caprichos ni de artazgo, pero queremos renovarnos, buscar cosas nuevas, degustar nuevos sabores, vivir nuevas experiencias, etc, y todo eso nace empujado con fuerza por las redes sociales, por la facilidad con la que vivimos la vida comparado con nuestros padres. La era digital nos ha facilitado la compra, el servicio y el acceso a la exposición personal.
Todos sabemos lo que tienen los demás e incluso lo que pasa en el otro lado del mundo en tiempo real. Esto hace que todos tengamos opinión, poder decisión, etc de una manera más rápida.
Y esto por supuesto ha forzado a las empresas a moverse más rápido para satisfacer las necesidades o expectativas de consumidores como nosotros, como los que he mencionado en este blog.
En el trabajo ya no podemos realizar lo mismo que hacíamos ayer, ni continuar obteniendo los mismos resultados porque la competencia y la exigencia del mercado nos obligan a innovar.
Innovamos en pequeñas cosas, en grandes proyectos, en métodos de trabajo, en procesos de trabajo en equipo, en lanzamientos de producto, en la comunicacion y mucho más.
Y de dónde sacamos tanto tiempo y tantas ideas para pensar?
Si no nos nutrimos de nuevos inputs, si continuamos trabajando bajo tanta presión, nos iremos apartando de algo muy potente para realizar nuestro objetivo: encontrar tiempo para pensar.
Si no nos paramos a pensar, a analizar, a buscar creatividad dentro de nuestras ideas, a conectar nuestras neuronas para reproducir una idea genial, etc., no conseguiremos nada más allá de lo que ya estamos haciendo ahora y esto sabrá a poco.
Y dónde y cómo pensamos?
Cada uno tiene su espacio. Unos pensamos debajo la ducha, otros mientras conducimos, otros pensamos mientras realizamos deporte, otros pensamos mientras paseamos y otros lo hacemos mientras saboreamos una copa de vino. Comentándolo con otras personas he escuchado a gente explicar que piensa delante del mar, en el bosque, en un acantilado, escuchando música e incluso en una exposición de arte.
Lo que está claro es que todos tenemos que encontrar nuestro momento, conscientemente, para pensar y crear ideas nuevas. Las propuestas que salgan pueden no ser inmediatas ni conclusivas pero ya son un inicio desde el que comenzar. Como suelo decir yo, piensa mucho y tira de muchos hilos para finalmente llegar al jersey.
Pensar te dará visión, te dará luz, te aportará inspiración, te llenará de motivación y por encima de todo, te ayudará a encontrar la respuesta a lo que estés valorando crear.
Si ponemos encima de la mesa cuestiones tan importantes como la libertad de expresión, el amor y la paz, tener tiempo para pensar podría quedar pequeño, pero por favor no lo dejéis escapar. Si encontráis a menudo tiempo para dedicarlo a pensar, habréis ganado mucho.
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