Pau
Gasol, como muchos otros deportistas de élite, ha dicho "Yo ante las
adversidades me crezco".
Siempre
he sentido curiosidad por saber cómo consiguen los grandes deportistas de la
historia superar golpes emocionales, por pequeños que sean, y salir más airosos
que nunca. Por poner un ejemplo, en el último Mundial de Atletismo, el mismísimo
Usain Bolt resultó descalificado por una salida falsa. En su lugar, cualquiera
se habría derrumbado. En cambio él, está claro que lo superó.

¿Qué es
una adversidad? es un golpe que nos depara la vida y que nos sumerge en un
estado de tristeza, destruyendo nuestra moral y motivación. Una adversidad
puede ser también una piedra en el camino hacia nuestros retos, que nos obliga
a cambiar los planes que tan bien habíamos orientado.

Si tuviéramos
la capacidad de centrarnos sólo en las cosas que podemos controlar (es decir,
nosotros mismos) y olvidar las que no podemos cambiar, como las decisiones de terceros,
veríamos las cosas desde una perspectiva mucho más positiva.


Crecerse
ante las adversidades es no tener miedo de los adversarios ni de las malas
rachas. Se trata de leer las señales positivas que hay detrás de los golpes
bajos. Tenemos derecho a vivir unas horas o incluso unos días hundidos, tristes
y o dolidos. Pero esto no es el fin. La vida está llena de motivaciones y sólo
hay que buscarlas.
La vida
es muy corta como para despreciarla a la primera de cambio. La vida puede no
ser justa, pero lamentarnos y querer asumir un protagonismo de víctima, no nos
hará más fuertes.
Las
adversidades nos llegan a todos, en mayor o menor escala, y ante todo debemos
asumir responsabilidades. Si nos equivocamos o sufrimos una injusticia,
nosotros somos parte implicada y tenemos que buscar una salida.

Crecerse
ante una adversidad es asumir el fallo y remontarlo. Crecerse ante una
adversidad es afrontar un nuevo reto con la sabiduría de un anciano que lo ha
vivido todo.
Si pudiéramos
vivir la vida al revés, y saber a los 30 lo que sabemos a los 50, todos
seríamos astros. Las adversidades nos curten, nos enseñan, nos educan. Pero hay
que escuchar, sentir, reflexionar y actuar con la sabiduría que hemos
conseguido.

Las
adversidades llegan y si las sabemos llevar, con cada una de ellas ganamos años
de sabiduría. De nuestra actuación depende el éxito de nuestro proyecto
personal y profesional. Es cuestión de tomar decisiones.
¿Qué decides tú?
¿Qué decides tú?
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